2020-07-27

PREFIEREN LA “DICTADURA PERFECTA”.



Álvaro Venegas Sánchez.

Personajes no muy conocidos por la gente del pueblo, por el populacho, pero bastante comunes y, sobre todo, apreciados por cierta élite política y empresarial, acaban de definir su participación en la próxima contienda político-electoral. Escritores, ex servidores públicos, académicos y periodistas adversos a Morena y especialmente a López Obrador, acuerpados en un pronunciamiento que dieron a conocer el 15 de julio, convocan a conformar una alianza o frente opositor para quitar la mayoría de diputados afines al presidente de la República, recuperar el poder de contrapeso que, dicen, ha perdido el Legislativo y defender la democracia.

El llamado, en este pésimo momento para la ciudadanía debido a la pandemia y sus repercusiones, cayó como un ventilador; inyectó aire fresco a los partidos que gobernaron y fueron desplazados en las elecciones del 2018. Con este arrojo, son grandes las perspectivas que se abren para los treinta firmantes del desplegado. El PRI, PAN y el PRD, de inmediato reaccionaron y no cabe duda, van a cobijar y aprovechar a los que, de por sí, son y sienten empáticos a su ideología. Consecuentemente, en la próxima legislatura, podrían verse algunos de ellos ocupando una curul y haciendo uso de la máxima tribuna. Plantearían sus acostumbradas consideraciones desde sus trincheras personales; pero lo harían frente a sus pares, que tendrán oportunidad de interpelarlos contra argumentando en vivo o, al menos, de forma virtual si continuaran medidas que limiten por precaución sanitaria.     

Sin excepción, todos aportaría mucho al debate para convencer de que México le conviene, necesita y debe volver a las formas políticas y económicas de antes del 2019.  Regresar al presidencialismo en el que, habiendo tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), palabra y decisión del presidente de la República tenían que acatarse; porque finalmente era el mandamás. Volver a la socorrida práctica del endeudamiento para enfrentar las crisis por desastres, salvando siempre a los de arriba y escamotear recursos para fines distintos en beneficio de servidores públicos corruptos. Retomar la gestión pidiendo “moches” económicos o políticos, a través de los representantes populares. A desempolvar la política de hacer guardaditos mediante “partidas secretas” y fideicomisos sin reglas o con reglas laxas de operación. Retornar a la ocurrente idea de Promover México a nivel mundial, con instancias paralelas a las Embajadas y todo un ejército de recomendados pagados con dinero público, etcétera.

Nada más y nada menos es lo que pretenden. Por demás, están puestos y dispuestos a reivindicar esa institucionalidad democrática de arrogancia, dispendio, impunidad, fraudes electorales, evasión fiscal, exclusión, persecución política, nepotismo, represión, de no ver ni escuchar reclamos sociales; y en la cual, basta recordar la crudeza de las palabras de Emilio Gamboa Patrón, “aquí en el Senado, violamos la Constitución todos días”. Pues qué curioso. Esa Institucionalidad democrática, repleta de casos de simulación, que los propios intelectuales en algún momento comentaron y un escritor de renombre, Mario Vargas Llosa, acertadamente calificó de “dictadura Perfecta, es la que añoran y para ello convocan a luchar para restablecerla. No soportan la nostalgia porque, con las nuevas circunstancias, merced a la 4T, sienten un ambiente raro y seguramente han perdido privilegios; su servicio no es necesaria y menos imprescindible; como en cierto modo fue en gobiernos anteriores sin importar emanaran del PRI o del PAN. 

Enrique Krauze, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Agustín Bazave, Javier Sicilia, Ángeles Mastretta, están entre los que signaron el documento. Un servidor no los descalifica. Mi eclecticismo, me ha llevado a leer sus libros y/o artículos periodísticos. Y honestamente, en ellos, creo haber encontrado información y razonamientos diferentes, pero mejores respecto a los que escriben para el denuesto de sus rivales y la simple descalificación de consideraciones y propuestas distintas a las suyas. Por supuesto, después de analizar elementos, siento enriquecido mi acervo; pero he tenido, creo, criterio suficiente para no casarme con ideas políticas de alguien en particular.

Por ejemplo, no puedo negar el impacto de las producciones CLÍO, Letras Libres y Biografías del Poder, vinculadas a Krauze. De él, los últimos libros que recuerdo haber leído son Tiempo Contado, porque me atrapó aquello: “Mientras la sociedad busca la democracia el sistema se resiste al cambio”, que tendría aplicación actual; y Mitos y Realidades, que igual aplicaría ante la creencia de que hay intelectuales infalibles. Jorge G. Castañeda, su biografía registra que estuvo afiliado al PCM y colaboró en el El Machete. De él citaría varios textos, pero al momento vienen a mi mente Mañana o Pasado, El Narco: la guerra fallida y Sólo así. De Agustín Basave, MEXICANIDAD y esquizofrenia. De Aguilar Camín, La guerra de Galio y Adiós a los padres. De Ángeles Mastretta, no olvidaría Arráncame la Vida, libro que, incluso, leyeron varios de mis alumnos de preparatoria. Por ello, pienso, aportarían al debate. Claro, estarían en desventaja; porque lo suyo es opinar desde una aparente neutralidad.
Iguala, Gro., 20 de julio del 2020.