Álvaro Venegas Sánchez.
A los obradoristas, cayó como
agua helada la repentina petición de Elena Poniatowska. En tono y forma de adversaria
furibunda, pidió al presidente de la República que ya pare sus conferencias matutinas.
Pregunta si no se da cuenta que se expone así mismo, tiene al borde del
hartazgo a los mexicanos y es un abuso que los periodistas tengan que desvelarse
para estar a la siete de mañana en Palacio Nacional para hacer preguntas a modo.
Con palabras más o palabras menos, la respetable y apreciada escritora formuló
su exigencia. ¿Simple mal humor pasajero u opinión de verdad? Quien sabe, pero qué
maravilla; prestó un servicio excelente a los que se oponen al gobierno de la
4T.
En las redes sociales, era de esperarse, fue diferente. Los seguidores de AMLO no perdonaron que a estas alturas termine sumándose a los que lo atacan y exigen suspender las mañaneras. Para contener la tendencia de aquellos que aprovecharon el dislate, en uso de la libertad de expresión la cuestionaron sin contemplaciones. Defendieron con argumentos y de paso la llamaron Denise Poniatowska y Carmen Poniatowska Aristegui.
En referencia a la crítica permanente de la columnista de la revista
Proceso y la supuesta deslealtad de Carmen Aristegui; quien, despedida de su
programa de radio por la información que puso al descubierto la existencia de La
Casa Blanca, de Peña Nieto y Angélica Rivera, regresó, (dijeron) gracias a la
intervención de Obrador. Claro, entre los fans también hubo llamados a
la tolerancia; a comprender y reconocer que, “entre el presidente y Elenita, de
seguro existen entendimiento y fuertes lazos de aprecio mutuo”.
¿Disgustan las mañaneras? Es probable. Mi experiencia personal es que no aguanto verlas todo el tiempo cuando un periodista hace preguntas hechas el día anterior o han hecho otros varias veces y hacen caer al presidente en respuestas ampliadas, pero igualmente repetitivas. El ambiente se vicia.
Enfada que un reportero pregunte y quiera
le contesten como él quiere y no como el mandatario considera. En
ocasiones, por momentos, parece más una asamblea sin moderador que una conferencia
de prensa; interrumpen de forma grosera al presidente y hacen diálogo sobre las
respuestas. Ha habido días en que la mañanera la lleva un solo reportero o
reportera, porque quieren informe de todo. Sobre el tema de salud, dispusieron
un horario especial por la tarde con el doctor López-Gatell y otros doctores en
el mismo lugar. Sin embargo, prefieren cuestionar al presidente en la mañana. Seguro
no agrada el estilo de Gatell porque suele tratar de evitar repetir información:
“bueno eso ya lo explicamos, pero con todo gusto lo vuelvo a explicar”; y esta
forma respetuosa y decente quizás no les gusta.
Es una pena que a Elena
Poniatowska las conferencias mañaneras le hayan causado aburrimiento; pero de
eso a que sean inútiles o tengan fines aviesos para la armonía, la conciliación
y el bien del país, hay una enorme diferencia. Al final ¿cómo podría AMLO armonizar
y conciliar con activos personajes políticos que defienden intereses particulares
y el pasado de privilegios para pocos? ¿Qué podría ofrecer para sumarlos y tenerlos
contentos sin trastocar el proyecto de transformación que está impulsando y por
el cual ha luchado toda la vida?
Las voces de todos los que rechazan sus políticas ni duda cabe, avalan y comparten la opinión de Denise Dresser. Para ella, “la mañanera será muchas cosas, pero no es una conferencia de prensa, es una simulación. López Obrador la usa para acusar sin pruebas, para atacar a periodistas y a medios de comunicación. No es un ejemplo de transparencia democrática, es un abuso de poder. No es un foro para la rendición de cuentas, es una misa. No es ejercicio circular de información, sino de genuflexión (sumisión, adoración).
No se informa, se recluta. No se
presenta un panorama honesto del país y de quien lo gobierna, se rinde
pleitesía”. (En fin, según Dresser) “la mañanera constituye un ejemplo de
propaganda para defender al gobierno y denostar a la oposición”.
Por eso cada día, cuando el
presidente se refiere a los conservadores, aunque no mencione a nadie por el
nombre ni estén a la vista, se sienten aludidos, ofuscados. Creo que Elena
Poniatowska no pertenece a esa especie. Confiemos en que va reivindicarse. Los
defensores de la 4T y de la figura presidencial sólo tienen que respetar el
derecho de libertad de expresión. Es y debe ser esencial en la transformación
que anhelamos los mexicanos.
Iguala, Gro., 25 de
enero del 2021.
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