2020-07-22

#CANCIONES #GUERRERENSES QUE CONOCES SON DE SU INSPIRACIÓN

DON JUAN REYNOSO. VARIAS  CANCIONES GUERRERENSES QUE CONOCES SON DE SU INSPIRACIÓN

Grabó 16 discos LP, donde incluyó música de los mejores compositores de Tierra Caliente, como Juan Bartolo, Isaías Salmerón, Bardomiano Flores, José Corona, Jesús Bañuelos, Socorro Galván, Luis Ortiz, Heriberto Padilla, Catalino Galíndez, Epifanio Avellano, Florencio Valentín y Salomón Trujillo. De su propia inspiración grabó: El Toro sin Caporal, El Guachito (dedicada a su hijo Javier), Sólo que la mar se Seque, Santo Domingo, Leonor, Marcha de Reynoso, Ninfa, Las Flores que tú me Diste, San Cristóbal, Amatepec y otras.

Isaías Alanís publicó la biografía: Don Juan Reynoso, un violinista de Tierra Caliente, México, 1998, editado por CONACULTA y la Coordinación de Proyectos Especiales del Estado de Guerrero.

El periodista Jorge Amós Martínez, resume la personalidad y obra de Juan Reynoso en las siguientes líneas: “Don Juan Reynoso aprendió con los músicos grandes que venían del siglo XIX; con ellos recorrió los caminos de Carácuaro a Teloloapan, de Tejupilco a Guayameo, por las orillas del Río Balsas y sus afluentes.

Lo mismo en fiestas religiosas, en jaripeos de fiestas patrias, que en fandangos por una cuelga o por el tálamo en una boda. En los pueblos y caminos de los Estados de Guerrero, México y Michoacán se le veía siempre al hombro una funda hecha con franela roja o con paliacates para su violín Paracheño comprado en San Lucas el mero día de la Candelaria.

“El violín le llevó por el país, lo puso en la radio y en el cine, le abrió la puerta de las universidades estadounidenses y mexicanas; también las puertas de las casas grabadoras, le entregó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1997, un reconocimiento del gobierno de Michoacán; pero tal vez el más importante reconocimiento es el de sus paisanos calentanos que en vida lo convirtieron en leyenda.

La música tradicional de México, del mundo, perdió una biblioteca llena de coplas, de adornos y floreos de violín, de sones y gustos; al último ejecutante de guitarra panzona; pero sobre todo, de un músico con un sentimiento enorme. Dejó de ser tronco, ahora es raíz profunda de esa parota que es la música tradicional de Tierra Caliente”.

Don Juan Reynoso Portillo, auto describió gráficamente toda su vida en uno de sus sones: “Soy toro sin caporal, que paseo por donde quiera, no estoy impuesto al corral y el que me quiera torear, que se afiance bien la cuera…”.
Aparentemente, Juan había nacido despojado de casi todo, pero no: nació con el don de la música. Juan Reynoso Portillo vio la luz el día de San Juan, un 24 de junio de 1912, en Santo Domingo, Coyuca de Catalán, Guerrero, en la cuna de una familia humilde, bajo la sombra de los framboyanes y al compás de sones, gustos, valses, marchas, fox trot y pasos dobles, géneros tradicionales de la región del Río Balsas. Tocó música tradicional calentana hasta el día de su muerte, el 18 de enero de 2007, en Michoacán.

De acuerdo con publicaciones como Homenaje a Juan Reynoso (Dos Tradiciones; septiembre, 2004), a la edad de seis años tocaba Paloma Blanca y La Cucaracha con un violín de juguete, a escondidas de su familia, creyendo que nadie lo oía. Pero la gente al escucharlo le hacía recomendaciones a su papá (Felipe Reynoso Betancour) para que le comprara un violín de verdad, porque “ese guache sí le iba a entender a la música”.

A los diez años, ya lo contrataban para tocadas en compromisos familiares o políticos; y los viejos le pagaban para que les tocara sones y gustos.

A esa edad, aproximadamente, también se hizo discípulo de J. Isaías Salmerón, compositor y violinista considerado un virtuoso de la música calentana, quien lo apodó El guachito de Santo Domingo, al notar que siempre lo seguía.

“De Isaías Salmerón obtuvo gran aprendizaje de la música tradicional, al grado de que alcanzó un nivel similar al de su maestro en la ejecución del violín”, destacó en entrevista telefónica, el Dr. Raúl Eduardo González Hernández, especialista en literatura mexicana y música tradicional calentana.

Con su magistral estilo para tocar el violín, Juan Reynoso inspiró a los más jóvenes, quienes se acercaban a él para aprender su técnica y repertorio. Uno de sus alumnos más destacados fue don Serafín Ibarra, también músico tradicional calentano, quien hasta el día de hoy sigue preservando el legado de Reynoso.

En un afán por destacar la maestría musical de don Juan Reynoso hubo quien lo denominó El Paganini de Tierra Caliente, como una forma de dimensionar su dominio en la ejecución del violín, pero el especialista Raúl Eduardo González advirtió que el apelativo se concibió para darle un sentido comercial al nombre de Juan Reynoso. 

En cambio, lo que sí avaló González Hernández es el virtuosismo del músico nacido en la cuenca del Río Balsas.

“Don Juan Reynoso aportó, en varias composiciones propias, un estilo de ejecución del violín único. Su violín tenía un sonido muy peculiar: les daba un giro muy dulce, muy virtuoso, muy exquisito a sus melodías. También tenía mucho vigor para tocar la música bailable: él solo lograba tocar dos cuerdas a la vez (es decir, hacía a dos varas las dos voces del violín)”, enfatizó.

El profesionalismo fue otra de sus virtudes. El Dr. Raúl Eduardo González retoma una anécdota que le narró uno de sus amigos cercanos cuando conoció a don Juan Reynoso.

“Don Juan llegó puntual con su conjunto para tocar determinado número de horas, pero, al cabo de ese lapso, los asistentes le pidieron extender su tiempo de la presentación. Él le dijo a Salvador Pineda (protagonista de la anécdota): ‘Mira, Chava, vine a tocar porque ya había hecho el compromiso contigo, pero la verdad es que a mí se me murió mi hijo y ahorita lo están velando; vine para no quedarte mal, pero yo ya no me puedo quedar más’”, mencionó González.

Además, Juan Reynoso tenía una memoria privilegiada, ya que en sus últimos años de vida logró evocar un vasto repertorio que resumía dos siglos de historia musical de Tierra Caliente.

“A don Juan se le tiene presente como una de las figuras más importantes de la región del Río Balsas, porque conoció el repertorio de la música de la Tierra Caliente a profundidad; tanto los géneros de la música destinados al baile de pareja, como sones, gustos, vals, marchas, pasos dobles y música funeraria de la región.

Por eso, me atrevo a decir que es un músico legendario y su nombre está a la altura de Juan Bartolo Tavira y de Isaías Salmerón”, enunció González Hernández.

Como compositor también tuvo su mérito, ya que compuso alrededor de 30 piezas musicales, entre sones y gustos; las más famosas de sus obras son El Guachito (un son con letra), y Santo Domingo (un gusto calentano). “Reynoso era una enciclopedia de la música de Tierra Caliente, porque tocaba sones, gustos, pasos dobles, polcas, valses, marchas, danzones, corridos, boleros y foxtrot”, asentó el Dr. Raúl Eduardo, quien también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Gracias a la época en la que se desempeñó el músico Juan Reynoso, su obra pudo ser registrada. 
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 de la página Gobierno de México y Diario Siglo XXI